Primavera

Vivir es recordar que estoy de viaje
siguiendo un sol que muere en los caminos,
bebiéndose el presente a sorbos finos
mientras cobra el pasado su peaje.

Un pozo en mí. El agua hace el visaje
de repetirme a mí. Los remolinos	
son de memoria, alados, peregrinos
abrazando el ayer sin equipaje.

Vuelve otra vez temprana y diligente,
tozuda primavera. Con euforia
me besa los recuerdos en la frente.

No recuerdo el pasado, ni la historia;
que me quema lo eterno. El alma siente
un sol inagotable en la memoria.

Lluvia

Está lloviendo al fin. Se está mojando
la tierra que su sed sacia con ansia.
Está lloviendo al fin. La mano tiendes
sobre este mundo que por fin se baña.
Se acuesta la mañana. Un manto pones
sobre la tierra que su fiebre apaga
y se acunan las aves en los nidos,
se nubla el sol y su pasión acalla.
Bendito el elemento que desciende
del cielo y copioso se derrama.
Danos hoy la humedad de cada día.
Tú que las nubes riges, tú que mandas
sobre el cielo y el mar, sobre la tierra,
bendito en el desierto y en el agua.
Este cielo nos brinda una promesa
de vida, de comienzo, de esperanza.
Venga a nosotros este baño amable
y perdona la arena de mi infamia
con que seco el aljibe de mi hermano.
No permitas que cierre el alma en casa,
haz que salga a la calle sin cuidado,
sin capa, sin abrigo, sin paraguas,
y me deje empapar con tus favores
y los huesos se calen con tu gracia.
Se inunda complacido el día entero.

Está lloviendo al fin.

                                        Lloviendo.

                                                              Gracias.

(9 de marzo de 2024)

A la Virgen de la espera

VIRGEN que todo lo esperas
en este mundo que pasa,
en esta esfera que rueda
mientras firme está tu alma;
tú, que reposas los ojos
mirando el cielo y su calma
mientras mi barca se quiebra
sobre la mar despiadada,
ten piedad del que se tuerce
en medio de turbias aguas.
Siembra la espera en mi pecho
para que nazca mañana,
para que broten de nuevo
el sol, la aurora y el alba,
y que rompan tanta noche,
tanta inquietud, tanta nada.
Tú, el espejo de los cielos
que en Belén brillas cual ascua,
Virgen que todo lo esperas,
Madre que todo lo abrazas.

400 poemas para explicar la fe

Se acaba de publicar la segunda edición de esta antología de poesía religiosa donde el lector encontrará los grandes poemas de los autores clásicos y versos de poetas católicos actuales. El libro tiene una estructura temática. Una edición preparada por Yolanda Obregón en la editorial Vita Brevis. En esta antología tengo publicados cuatro poemas:

-Samuel

-Y la Madre bajaba…

-Soneto del caballero herido

-Lágrimas de Mónica

La obra se puede adquirir a través de Amazon en este enlace.

Diciembre

Diciembre, en la ciudad, es un trajín,
un no parar, un terminar disuelto
en la masa sin nombre, en ella envuelto,
sin sosiego, sin pausa, sin un fin.

En mi pecho, en diciembre, el tiempo avanza.
Pasa el ayer por mi memoria viva
con ecos de nostalgia. Y la esperanza
mueve el alma a migrar, sedienta, arriba.

Arriba, el cielo azul, parece eterno
y entero es el consuelo que derrama.
Y así mi corazón suplica y llama
al fértil corazón de amor materno.

La Madre ha dado a luz, la luz me abriga,
y aclara lo que no distingue el ojo.
La Madre es un trigal, me da una espiga.
Me alegro, me arrodillo y la recojo.

Navidad 2021

La rúbrica del tiempo

Descripción

La rúbrica del tiempo es un ramillete de poesía variada, actual y anclada en la tradición. Su autor, audaz poeta en la era de las series televisivas, se describe en sus versos como caminante de lo profundo en lo cotidiano, como un instrumento de cuerda y tosca madera que despierta armonías ocultas en las cosas.

En sus acordes sentimos una nostalgia becqueriana que invade al lector página tras página; notamos el paso del tiempo rubricado en cada composición, hecho tesoro en la memoria y tarea para el sabio preocupado por el sentido de la historia. De vez en cuando percibimos ecos de los cantares de Machado, voz del campo castellano. Todo el humano paisaje desfila aquí. Paisaje que es símbolo del alma. Una luz tenue dibuja sus aristas, pone en movimiento y fija, llenando de esperanza, las formas de lo transitorio.

Ex nihilo se esculpe este monumento literario desplegándose hasta desembocar en la Revelación (Apocalipsis). Y en medio de este Alfa y Omega, Prólogo y Epílogo, las cosas que vemos y tocamos (el campo, el arroyo, el pan, los tejados, el tren) y las cosas que no aferran nuestras manos (el otoño, el asombro, las horas, la necesidad, el atardecer), en fin, todo.

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20 APRILE

A un tratto no ci fu, mancava il sole , le nuvole riempirono l’azzurro.
Come impaurisci tu, piccolo inverno,
che nel calar d’April sei incassato
nel dì della scomparsa dell’Ariete.
Le rondini scongiurano la pioggia
col lor volar nervoso di carboni:
i cieli poi scribacchiano vivaci.
C’è ancor nell’aria un trillo vagabondo,
c’è ancor un’eco che distilla luce.
A un tratto non ci fu, mancava il sole,
le nuvole riempirono l’azzurro;
nascosto ormai il tuo ciel, ma ancora vivo.
Sento il soffiar del vento e non lo vedo
e l’erba che ho strappato annega l’orto
ancora. Mio malgrado i fiori calco
nel campo colorito, verde tela,
dove sta il merlo, il mio pensar guardando,
e cantano gli uccelli sconosciuti
nascosti al riparo dei cipressi.

OCASO

«Yo que no acierto / a desvelar la meta del camino / ni a conducir las velas a su puerto»
Me postro ante la tarde. Abrazo el sino
de este ponerse el sol. Yo que no acierto
a desvelar la meta del camino
ni a conducir las velas a su puerto.
 
En este ocaso lento, inevitable,
no sé juntar los días que has talado
-del árbol de mi vida por ti amable-
para encender la llama que he soñado.
 
Dame un arder creciente y venturoso
nacido del calor de la mañana
y una tierra fecunda, un generoso
abrazo matinal de un alma hermana.
 
Postrado ante la tarde anhelo el sueño
y sueño paz, quietud sorprendo al alba.
Tu sabia voluntad ya no desdeño,
bendigo la promesa que me salva.
Declamación de «Ocaso»