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Laudes

 

«Pon la luz de tu esperanza

en el candil de este día»

 

Ahora que el sol se levanta

y la creación espabila,

ahora que arden los cipreses

y la alondra el canto afina,

ahora que surcan las nubes

el cielo de tu sonrisa,

pon la luz de tu esperanza

en el candil de este día.

Ahora que el sol victorioso

mata la noche y la humilla,

con igual poder arroja

el pecado de mi vida.

 

Tú que las sombras deshaces,

Tú que pintas de alegría

las cosas que estaban yertas,

Mayoral de mi campiña,

resucita en mis entrañas

otra mañana florida.

Borra en mi lienzo manido

los ocres de la desidia.

 

Ahora que el sol se levanta,

ahora que tu amor me mira,

escriban tus resplandores

mi historia como la dictas;

que se refleje tu luz

por mi ventana y se impriman

tus dones en este templo

labrado con piedra viva. Amén.

Esos anillos

Esos anillos, Señor, esos anillos

son la prueba del amor eterno

son la dote y el regalo

son el signo y son la fuerza del amor.

 

Esos anillos, Señor, esos anillos

son de oro por ser puro y por ser bello,

bendecidos por tu mano

son la luz y la esperanza, son tu don.

 

Esos anillos, Señor, esos anillos

son ya uno en la tierra y en el cielo

para siempre, por los años;

sólo juntos tienen para ti valor.

 

Esos anillos, Señor, esos anillos

que no los separe el hombre con su miedo,

defiéndelos del engaño.

Para siempre, hasta la muerte uno son.

 

Esos anillos, Señor, esos anillos

engarzados en las almas de sus dueños

son palabra de tus labios

para siempre son el eco de tu voz.

 

Esos anillos, Señor, esos anillos.

Pan

«Qué bien lo sabe él: -El pan a nadie se le niega. Y en esta fría mañana nos ha fiado el pan».

Qué bien lo sabe él:

-El pan

a nadie se le niega.

Y en esta fría mañana

nos ha fiado el pan.

Qué bien el panadero

conoce la verdad:

una barra,

una hogaza

son una vida oculta,

oculta como miga

que infla la corteza.

La hogaza es grano

que crece

y espiga

que llora

sus lágrimas de trigo.

Y es muela y es molino

y harina que se amasa

y crece…

y yo no sé cómo acrecienta

su forma

y se ennoblece;

tampoco el panadero

que en esta fría mañana

nos ha fiado el pan.

 

En esta fría mañana

nos han fiado todo.

Es como un don :

-Lo pagarás mañana.

Y la sorpresa:

-Traigo el dinero

-Ya no hace falta.

Vino antes otro

y lo pagó por ti.

 

Y yo me asombro.

Y bebo el aire blando que respiro

y el sol que alumbra el paso de mi vida

y el agua

y la esperanza

y la fe

y mis hermanos y mi casa y todo

y el latido de la vida

y el pan de nuevo

y el otro Pan,

el que es sagrado,

el pan de cada día.

Todo fiado.

Y lo he de pagar.

Aquel día

me pedirán las cuentas.

Mañana.

 

Pero ya es don,

porque me inunda la sorpresa:

-Traigo el dinero.

-Ya no hace falta.

Vino antes otro

y lo pagó por ti.

 

Y te asombras,

te sorprendes

y das gracias,

gracias, gracias:

¡Eres deudor y nada debes!

Pelícano (la pesca)

 

El ave traza un círculo sobre la mar despierta.

Es hora de pescar; está la mar inquieta

y el pez incauto nada muy cerca de la orilla

donde buscando están las aves su comida.

 

Y de repente ocurre. Se lanza como un rayo,

rápida, fiel, certera: sobre la presa el hado

del ave pescadora, pelícano de sal,

saeta que penetra sobre la piel del mar.

 

Se hunde (el agua hierve). Con el laurel regresa

hasta la superficie y en su bolsa almacena,

bajo su pico largo, (botín de pez dormido,

caza de mar nervioso) su pan, su sol, su brío.

El sol, mirad, declina (Sol, ecce, lentus occidens)

 

El nuevo breviario latino recoge un himno de vísperas de reciente composición: sol, ecce, lentus occidens. Escrito en dímetro yámbico, es una hermosa oración para rezar al final del día. Al caer la tarde, el alma, contempla cómo el sol muere y aprovecha este momento para pedirle a Dios, sol sin ocaso, que le asista.

Ofrezco mi traducción de este himno en liras:

 

El sol, mirad, declina

y deja, triste, el monte y la ladera.

La mar ya no ilumina.

Mas un augurio impera:

vendrá de nuevo el alba mañanera.

 

Se asombran los mortales,

Creador propicio y Padre providente,

rector de ciclos tales,

la ley que el alma siente:

que sombra y luz se turnan sabiamente.

 

Y mientras nos alcanzan

la atmósfera callada y noche oscura,

las fuerzas, ved, nos faltan

y el cuerpo busca cura,

soltar con calma toda ligadura.

 

Con fe, con certidumbre,

ricos de Ti, por Ti nos alegremos,

oh Verbo, con tu lumbre,

de quien por fe sabemos

que eres fulgor del Padre en quien creemos

 

y el orto desconoce.

Y es Sol también que ignora el despedirse.

La tierra lo conoce

y anhela de Él cubrirse,

con Él el cielo eterno confundirse.

 

Que de tu luz serena

podamos, pues, gozar. Y finalmente,

con el Hijo –y sin pena-,

cantar perpetuamente

el himno del Espíritu clemente. Amén.

El soldado moribundo

Escultura de la parroquia Cristo, Rey de la Paz. CDMX

Este que ves tendido en la llanura,

tenaz soldado en vida y en la muerte,

tiene el aliento herido, el pecho inerte:

sufre del plomo atroz la mordedura.

 

Combate aún frente a la sepultura:

mano en tensión, aferra el brazo fuerte,

el ojo que se apaga anhela verte,

sentir la bendición de tu dulzura.

 

En la paz y en la guerra, Tú a mi lado,

bendito Capitán, remedio santo

para el mortal cadete desahuciado.

 

Yo que de polvo soy, de miedo y llanto,

no temeré el futuro ni el pasado

si espero la mortaja de tu manto.

La poda – poema comentado

olivoLA PODA

(Comentario)

Contexto: El domingo de ramos los hebreos cortaron ramos de olivo y palmas para recibir a Jesús que entraba triunfante en Jerusalén. El alma también corta sus ramos. En Getsemaní, el Jueves Santo por la noche, Jesús también sufre una poda dolorosa en su alma.

 

Para podar los olivos

tengo el alma preparada.

Corta los ramos que quieras,

Hortelano de las almas.

El alma dice que está preparada para que el hortelano –Dios- corte ramas en su árbol, para que pode lo necesario en su alma. Dios corta ramas en nuestra alma con sus silencios y sus pruebas. Nos quita los pecados y la superficialidad.

 

-¿Qué harás con los ramos verdes,

alma, que llevas tal carga?

-Alfombras de plata viva

tejeré para el que pasa. 

Con nuestras renuncias y sacrificios, con nuestra cruz, nuestra carga, tejemos una alfombra viva para que pase Jesús a nuestro corazón. Como los hebreos que hacían una alfombra con ramos de olivo y palmas para que pasara Jesús el domingo de Ramos.

 

En Getsemaní los cortan,

del huerto de la plegaria.

Con tristeza era la poda,

con gozo los haces cargan.

La poda es triste y dolorosa, pero es un paso necesario para experimentar el gozo de la Resurrección, de la gloria, del cielo. Cristo también sufrió con tristeza de muerte su cruz pero luego resucitó y ahí nace el origen de nuestro gozo.

 

Y los olivos callados

en las hojas dibujaban

lunas cargadas de espera,

lágrimas para mañana.

Los olivos de Getsemaní, callados, contemplan cómo Jesús padece su primera agonía. La luna llena se refleja en sus hojas, como Dios debe reflejarse en nuestras almas siempre. Los olivos esperan el drama de Jesús. Llorarán con él mañana.

 

-¿Qué harás con los ramos verdes,

alma, que llevas tal carga?

-Estandartes de victoria

batiré ante el Rey que pasa.

Con mis renuncias y sacrificios aclamo y grito que amo a Dios sobre todas las cosas. De este modo le digo que es el Rey de mi alma.

 

Pasa por la puerta plena,

mañana estará cerrada.

Y los olivos del huerto

serán testigos del drama.

Ahora Cristo pasa por una puerta abierta, la puerta de Jerusalén cuando todos le aclaman como rey. Pero mañana esa puerta estará cerrada y lo sacarán de la ciudad para crucificarlo. Los olivos serán testigos de este drama porque sus ramos le acompañaron a Jerusalén cuando fue aclamado rey. También Cristo ha pasado por la puerta abierta de mi corazón, pero también reconozco que en mi vida ha habido veces en que le he cerrado la puerta a Cristo.

 

Drama del Tronco que brota

en el huerto de las almas.

Drama del Tronco que talan

los que viven de Su savia. 

Este es el drama del Dios que quiere habitar en nuestros corazones pero no siempre le recibimos. Con nuestros pecados hemos talado el Tronco, hemos dañado a Jesús y hemos sacado a Dios de nuestra alma y eso que nosotros vivimos por Él, Él es el único que vivifica nuestra alma.

 

-¿Qué harás con los ramos secos,

alma, que llevas tal carga?

-Llorar la culpa que tengo

en la tala de tal Rama. 

Por eso lloro la culpa que tengo en la muerte de Cristo en la cruz.

 

Para podar los olivos

tengo el alma preparada.

Corta los ramos que quieras,

Hortelano de las almas.

La poda

olivo

LA PODA

Para podar los olivos
tengo el alma preparada.
Corta los ramos que quieras,
Hortelano de las almas.

-¿Qué harás con los ramos verdes,
alma, que llevas tal carga?
-Alfombras de plata viva
tejeré para el que pasa.

En Getsemaní los cortan,
del huerto de la plegaria.
Con tristeza era la poda,
con gozo los haces cargan.

Y los olivos callados
en las hojas dibujaban
lunas cargadas de espera,
lágrimas para mañana.

-¿Qué harás con los ramos verdes,
alma, que llevas tal carga?
-Estandartes de victoria
batiré ante el Rey que pasa.

Pasa por la puerta plena,
mañana estará cerrada.
Y los olivos del huerto
serán testigos del drama.

Drama del Tronco que brota
en el huerto de las almas.
Drama del Tronco que talan
los que viven de Su savia.

-¿Qué harás con los ramos secos,
alma, que llevas tal carga?
-Llorar la culpa que tengo
en la tala de tal Rama.

Para podar los olivos
tengo el alma preparada.
Corta los ramos que quieras,
Hortelano de las almas.

Poema del libro «Venid, almas, a mi huerto» de Fco. Javier Carrión.

El cuarto mago

Detalle de una pintura de Edward Burne Jones
La estrella de Belén de Edward Burne Jones. Detalle.

(Romance navideño. Fantasía lorquiana)

La estrella vino al portal
con su manto de alabastro.
El mago la mira mira,
el mago la está mirando.
En el cielo oscurecido
hay una estela y un barco
que al mago de oriente muestra
el camino hacia el establo.
Corre estrella, blanca almendra,
hacia el Señor de los astros,
que, por ver la luz nacer,
dejo el oriente lejano.
Mas no llevo oro ni mirra
como tienen mis hermanos,
que en mi país no hay resinas
ni metales apreciados.
Dame un hilo de tu traje
para hacerle un buen regalo,
que mejor don no tendré
sino el tejido en lo alto.
Y la estrella de su cola
un blanco hilo ha cortado,
hebra de plata y de pluma,
para gozo del rey mago:
Puesto que nace la Luz,
dale la luz que me ha dado.

Llega el oro y el incienso
al establo del poblado.
La mirra también cabalga
con su pompa y con su ornato.
Dentro del portal el Niño
tiene los ojos cerrados.

Por la llanura venía,
llama y fuego, el cuarto mago.
Con el rostro reluciente
y la luz en su regazo.
Dentro de la cueva oscura
la flor abre de sus manos:
y el Verbo que está en la carne
ha abierto los ojos claros.

Para calentar el mundo,
lumbre de Dios entre humanos.

Navidad 2013