Al Cristo muerto que espera la Resurrección del Beato Claudio Granzotto

Cristo muerto esperando la Resurrección, obra del beato Claudio Granzotto

Ho scolpito dal marmo duro candide statue.

Il Signore Gesù ha scolpito l’anima mia.

A golpe de cincel la roca hiero
y apago lentamente su dureza
para encender tu cuerpo de pureza,
fugaz -de este sepulcro- prisionero.
 
Graba en mi ser tu imagen, oh Cantero,
extinga tu bondad toda aspereza,
injerta en mi alma mustia la belleza,
cincela la esperanza que aún espero.
 
Yo te esculpí, me esculpa ahora tu mano;
yo te llamé, tu grito me despierte
con cinco voces que en tu cuerpo exhibes.
 
Te alcanzo a percibir divino, humano,
detrás de dura piedra, muerta, inerte,
cándida Luz que en blanco mármol vives.

Texto italiano

La roccia salda e fredda a colpi impero,
ma spengo con amor la sua durezza;
il corpo tuo accendo di purezza
fugace -in questa fossa- prigioniero.
 
Dipingi nel mio cuor il Volto vero,
la tua bontà estingua ognor l’asprezza,
nell’ anima appassita alzi bellezza,
incidi la speranza con cui spero.
 
Ti ho scolpito, mi formi or la tua mano;
ti ho chiamato, il tuo clamor mi leva
e cinque voci nel tuo corpo scrivi.
 
Così ti percepisco santo, umano
e dietro pietra morta mi pareva
guardar la pace candida in cui vivi.

Aurora iam spargit polum

Presento mi traducción libre en liras del himno de laudes Aurora iam spargit polum. Himno atribuido a san Ambrosio (350-397) y modificado por Urbano VIII en 1632.

Prendida ya en el cielo

la aurora se dilata y luz invoca.

El día conquista el suelo,

su rayo luminoso el mundo toca,

la noche y el peligro al fin trastoca:

la noche con su engaño,

la culpa que ata el alma, el monstruo horrendo

que nos cegó con daño.

Lo que tiniebla oscura fue cosiendo,

deshaga el despertar tu luz blandiendo.

Y así el amanecer

postrero que mirar un día esperamos

empiece aquí a crecer

en luz que se derrama y abrazamos

mientras suena este himno que cantamos.

El himno con que canto

la gloria de Dios Padre e Hijo amado

y de Espíritu Santo.

Que el Dios Trino por siempre sea honrado,

por siglos sempiternos, y alabado. Amén.

Traducción de tres himnos de la liturgia latina

I. INTRODUCCIÓN

En el siguiente trabajo ofrezco una traducción de tres himnos latinos de la liturgia de las horas. Con ello pretendo vincular la poesía hímnica religiosa medieval[1]con la poesía moderna española al utilizar, para la traducción, metros propios como la lira, el romance y la décima. Del mismo modo se vincula la lengua latina con la lengua española y, de esta forma práctica, manifiesto la herencia clásica. Bien podría haber analizado y comentado una lira de fray Luis de León, desvelando las relaciones con Horacio y Garcilaso, pero he preferido hacer mi pobre pero propia contribución a la poesía hímnica española y, yo mismo, con mayor o menor acierto, hermanarme con dos períodos clásicos de la literatura universal, uno latino y otro español. En nuestro recorrido nos encontraremos con el Oriente y el Occidente, el latín y el griego, la poesía métrica y la poesía rítmica. Empecemos con una introducción a los himnos litúrgicos.

Seguir leyendo… Traducción de tres himnos de la liturgia latina.

V. BIBLIOGRAFÍA

Blánquez, A.; Diccionario latino-español, Gredos, Madrid, 2012.

Colling, A.; Historia de la música cristiana, Casal i Vall, Andorra, 1958.

Lida de Malkiel, M. R.; La tradición clásica en España, Ariel, Barcelona, 1975.

Oroz Reta, J. y Marcos Casquero, M. A.; Lírica latina medieval, Vol. II: poesía religiosa, BAC, Madrid, 1997.

Righetti, M.; Historia de la liturgia. Tomo 1, BAC, Madrid, 1955

Sustaeta Elustiza, J. M.; “Himnos litúrgicos” en GER, 1991


Sereno vultu

Amansó todos los mares…

Al Jesús de la gruta

quiero cantar.

Duerme el Niño divino,

soñando está.

Y su Madre le acuna,

le mece el mar

que le dio cuerpo al Verbo

para bregar.

Navega Jesús el mundo

de la inquieta humanidad

y con su rostro sereno

la calma conjurará:

se arrodillaron los vientos

ante la cuna y la paz

amansó todos los mares

que agita la tempestad.

Ámbar

Cuando te acuestas alzas el misterio y yo vengo a recoger tu herencia

Cuando te acuestas alzas el misterio y yo vengo

a recoger tu herencia

El sol es todo oro vencido en los cristales.

Un rayo mensajero anuncia su dolencia

dejando un testamento clavado al corazón.

La tarde es tu remanso de paz. Melancolía

visita ya mi pecho, la vida se me va.

Vendrá pronto la noche a herirme con su frío

y yo tendré en los ojos clavada aún tu luz.

Tu luz que temblorosa se aferra al ventanal

pintando de ámbar toda la celda del castillo.

Cuando te mueres dejas tu aliento en las baldosas.

Cuando te ahogas pintas de ardor tanta pared.

Cuando te acuestas alzas el misterio y yo vengo

a recoger tu herencia, a colectar tu miel.

No sé cómo entenderlo, que tengo todo y nada.

Este tu estarte yendo y estarte aquí quedando.

Todo a la vez, cual eco de tu palabra muda:

La voz de tu presencia prendida en la memoria.