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Aurora iam spargit polum

Presento mi traducción libre en liras del himno de laudes Aurora iam spargit polum. Himno atribuido a san Ambrosio (350-397) y modificado por Urbano VIII en 1632.

Prendida ya en el cielo

la aurora se dilata y luz invoca.

El día conquista el suelo,

su rayo luminoso el mundo toca,

la noche y el peligro al fin trastoca:

la noche con su engaño,

la culpa que ata el alma, el monstruo horrendo

que nos cegó con daño.

Lo que tiniebla oscura fue cosiendo,

deshaga el despertar tu luz blandiendo.

Y así el amanecer

postrero que mirar un día esperamos

empiece aquí a crecer

en luz que se derrama y abrazamos

mientras suena este himno que cantamos.

El himno con que canto

la gloria de Dios Padre e Hijo amado

y de Espíritu Santo.

Que el Dios Trino por siempre sea honrado,

por siglos sempiternos, y alabado. Amén.

Traducción de tres himnos de la liturgia latina

I. INTRODUCCIÓN

En el siguiente trabajo ofrezco una traducción de tres himnos latinos de la liturgia de las horas. Con ello pretendo vincular la poesía hímnica religiosa medieval[1]con la poesía moderna española al utilizar, para la traducción, metros propios como la lira, el romance y la décima. Del mismo modo se vincula la lengua latina con la lengua española y, de esta forma práctica, manifiesto la herencia clásica. Bien podría haber analizado y comentado una lira de fray Luis de León, desvelando las relaciones con Horacio y Garcilaso, pero he preferido hacer mi pobre pero propia contribución a la poesía hímnica española y, yo mismo, con mayor o menor acierto, hermanarme con dos períodos clásicos de la literatura universal, uno latino y otro español. En nuestro recorrido nos encontraremos con el Oriente y el Occidente, el latín y el griego, la poesía métrica y la poesía rítmica. Empecemos con una introducción a los himnos litúrgicos.

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V. BIBLIOGRAFÍA

Blánquez, A.; Diccionario latino-español, Gredos, Madrid, 2012.

Colling, A.; Historia de la música cristiana, Casal i Vall, Andorra, 1958.

Lida de Malkiel, M. R.; La tradición clásica en España, Ariel, Barcelona, 1975.

Oroz Reta, J. y Marcos Casquero, M. A.; Lírica latina medieval, Vol. II: poesía religiosa, BAC, Madrid, 1997.

Righetti, M.; Historia de la liturgia. Tomo 1, BAC, Madrid, 1955

Sustaeta Elustiza, J. M.; “Himnos litúrgicos” en GER, 1991


El sol, mirad, declina (Sol, ecce, lentus occidens)

 

El nuevo breviario latino recoge un himno de vísperas de reciente composición: sol, ecce, lentus occidens. Escrito en dímetro yámbico, es una hermosa oración para rezar al final del día. Al caer la tarde, el alma, contempla cómo el sol muere y aprovecha este momento para pedirle a Dios, sol sin ocaso, que le asista.

Ofrezco mi traducción de este himno en liras:

 

El sol, mirad, declina

y deja, triste, el monte y la ladera.

La mar ya no ilumina.

Mas un augurio impera:

vendrá de nuevo el alba mañanera.

 

Se asombran los mortales,

Creador propicio y Padre providente,

rector de ciclos tales,

la ley que el alma siente:

que sombra y luz se turnan sabiamente.

 

Y mientras nos alcanzan

la atmósfera callada y noche oscura,

las fuerzas, ved, nos faltan

y el cuerpo busca cura,

soltar con calma toda ligadura.

 

Con fe, con certidumbre,

ricos de Ti, por Ti nos alegremos,

oh Verbo, con tu lumbre,

de quien por fe sabemos

que eres fulgor del Padre en quien creemos

 

y el orto desconoce.

Y es Sol también que ignora el despedirse.

La tierra lo conoce

y anhela de Él cubrirse,

con Él el cielo eterno confundirse.

 

Que de tu luz serena

podamos, pues, gozar. Y finalmente,

con el Hijo –y sin pena-,

cantar perpetuamente

el himno del Espíritu clemente. Amén.