Cuando te acuestas alzas el misterio y yo vengo
a recoger tu herencia
El sol es todo oro vencido en los cristales.
Un rayo mensajero anuncia su dolencia
dejando un testamento clavado al corazón.
La tarde es tu remanso de paz. Melancolía
visita ya mi pecho, la vida se me va.
Vendrá pronto la noche a herirme con su frío
y yo tendré en los ojos clavada aún tu luz.
Tu luz que temblorosa se aferra al ventanal
pintando de ámbar toda la celda del castillo.
Cuando te mueres dejas tu aliento en las baldosas.
Cuando te ahogas pintas de ardor tanta pared.
Cuando te acuestas alzas el misterio y yo vengo
a recoger tu herencia, a colectar tu miel.
No sé cómo entenderlo, que tengo todo y nada.
Este tu estarte yendo y estarte aquí quedando.
Todo a la vez, cual eco de tu palabra muda:
La voz de tu presencia prendida en la memoria.