Al Jesús de la gruta
quiero cantar.
Duerme el Niño divino,
soñando está.
Y su Madre le acuna,
le mece el mar
que le dio cuerpo al Verbo
para bregar.
Navega Jesús el mundo
de la inquieta humanidad
y con su rostro sereno
la calma conjurará:
se arrodillaron los vientos
ante la cuna y la paz
amansó todos los mares
que agita la tempestad.