VIRGEN que todo lo esperas en este mundo que pasa, en esta esfera que rueda mientras firme está tu alma; tú, que reposas los ojos mirando el cielo y su calma mientras mi barca se quiebra sobre la mar despiadada, ten piedad del que se tuerce en medio de turbias aguas. Siembra la espera en mi pecho para que nazca mañana, para que broten de nuevo el sol, la aurora y el alba, y que rompan tanta noche, tanta inquietud, tanta nada. Tú, el espejo de los cielos que en Belén brillas cual ascua, Virgen que todo lo esperas, Madre que todo lo abrazas.