Vivir es recordar que estoy de viaje siguiendo un sol que muere en los caminos, bebiéndose el presente a sorbos finos mientras cobra el pasado su peaje. Un pozo en mí. El agua hace el visaje de repetirme a mí. Los remolinos son de memoria, alados, peregrinos abrazando el ayer sin equipaje. Vuelve otra vez temprana y diligente, tozuda primavera. Con euforia me besa los recuerdos en la frente. No recuerdo el pasado, ni la historia; que me quema lo eterno. El alma siente un sol inagotable en la memoria.