Está lloviendo al fin. Se está mojando la tierra que su sed sacia con ansia. Está lloviendo al fin. La mano tiendes sobre este mundo que por fin se baña. Se acuesta la mañana. Un manto pones sobre la tierra que su fiebre apaga y se acunan las aves en los nidos, se nubla el sol y su pasión acalla. Bendito el elemento que desciende del cielo y copioso se derrama. Danos hoy la humedad de cada día. Tú que las nubes riges, tú que mandas sobre el cielo y el mar, sobre la tierra, bendito en el desierto y en el agua. Este cielo nos brinda una promesa de vida, de comienzo, de esperanza. Venga a nosotros este baño amable y perdona la arena de mi infamia con que seco el aljibe de mi hermano. No permitas que cierre el alma en casa, haz que salga a la calle sin cuidado, sin capa, sin abrigo, sin paraguas, y me deje empapar con tus favores y los huesos se calen con tu gracia. Se inunda complacido el día entero. Está lloviendo al fin. Lloviendo. Gracias. (9 de marzo de 2024)